No sé como chucha empezar este artículo ¿Me uno al hilo del fanservice? ¿Me pongo a llorar? ¿Qué hago? ¿¡Qué hago!? Nada, solo plantéate preguntas Tío Efe. Duodécimo episodio de Kono Yo No… ¡YU-NO!... Esto… El anime con pasado hentai. Es el inicio de la ruta de… Eriko-sensei pensándolo mejor, se los mantengo en secreto es la de Eriko-sensei. Mucha acción, mucho drama, mucho misterio y un giro en los acontecimientos que no me lo esperaba y, siéndoles franco, no estaba preparado para afrontarlo.
El capítulo parte
recordándonos las palabras del padre de Arima-kun, las del final del episodio
pasado, y vemos, como es la tónica cuando empieza una ruta nueva, que despierta
en la base de la montaña Sankaku, con un único cambio, en el device está la
gema que consiguió en la montaña salvando a Mio. Lo primero que hace Takuya, a
pesar de su cansancio, es llamar a su querida Mitsuki, ya saben, por lo que
ocurrió en el episodio anterior, solo quería cerciorarse de que ella estuviese
bien, y, al finalizar la llamada, solo le queda maldecir a Ryuzoji, venga, que decir que se pregunta lo que
planea el sensei es demasiado meh, o sea, ¿Qué todavía no lo tiene claro? Es
weón o se hace.
En la mañana es despertado
por la llamada telefónica de Yuki, y Takuya, con cara de “¡Oh No! No otra vez está wea”, dice exactamente lo mismo que Yuki
le está diciendo, sorprendiendo al muchacho haciendo que Yuki se pregunte si
acaso están conectados por el hilo rojo del destino, sí, lo están, esta es tu ruta Yuki, y le pide dos cosas esta vez,
la primera, si sabe de la maldición y hace cuanto Ryuzoji se mudó a la mansión,
lo segundo, es que se encargue de sus deberes escolares del día, convenciéndolo
con que estará haciendo el mismo trabajo que hace Mio.
Ya en la escuela, Takuya se
dirige a la enfermería, luego de recordar que Eriko fue quien le habló sobre el
Niarb, y vuelve a encontrar en la cama de la enfermería las ropas de
Eriko-sensei, y este huacho-kun culiao no pierde ni una, por lo que rápidamente
vemos entre sus manos las prendas de la profesora. Estas están tibias, por lo
que lo hace pensar que ella aún está cerca, y tiene razón, ya que, revisa bajo
la cama cuando escucha un ruido que lo descoloca, encontrando allí a quien
estaba buscando.
Ella está masturbándose durmiendo, y habla
en sueños, ella le pide a un Abel de Midra que no la deje y cuando Takuya toma
sus manos, ella solo suelta una lágrima, entreabriendo sus ojos, ve a Takuya
como al tipo con el que estaba soñando, acercando al muchacho a su cuerpo.
Rápidamente, Eriko despierta, soltando un grito al ver que a quien está
arrimada es Takuya, siendo escuchado en el pasillo por Mio y Yuki, quienes
entran de manera abrupta en la enfermería, encontrando la siguiente escena.
Mio se encarga después de
sermonear a Takuya, no creyendo su escusa barata, pero que esta vez era real,
trata a Takuya como alguien con esencia de pervertido y casi hecha al agua a
Mitsuki, de paso. Luego, los cuatro se quedan en la enfermería viendo el
especial que Yuki trajo a la escuela sobre la maldición, una vez terminado el
video, Eriko aporta un par de datos más a la hipótesis de Takuya. Cuando Yuki
se disponía a continuar con la siguiente cinta, pidiéndole a Takuya que escoja
entre la variada selección que hace a Mio sorprenderse, llega Mitsuki, a salvar
a su ex, diciendo que tiene algo que hablar con él.
En la azotea vuelven a
conversar sobre Ryuzoji, sus cambios, y Takuya termina de atar los cabos
sueltos que quedan confirmando que el sensei ha estado actuando extraño desde
hace dos meses, cuando comenzó la maldición y se mudó a la mansión. El chico le
dice a Mitsuki que no se preocupe, que él se hará cargo de vigilarle, Mitsuki
le suelta, antes de separarse, que ella debe reunirse con Ryuzoji en la sala de
investigación histórica, Takuya, inventándose otra excusa, deja Mitsuki y parte
hacia el lugar donde le ha dicho la mujer.
En la sala, Takuya se
esconde en el armario, al poco rato entra Eriko, quien le exige que le deje el
armario, pero como ambos no llegan a un consenso, lo comparten, teniendo que
ocultarse rápidamente cuando las luces del salón se prenden. Entran Ryuzoji y
Mitsuki, tal como le había dicho en la azotea, Ryuzoji dirige toda la
conversación, jugando con la mente de la ex de Takuya, invirtiendo las palabras
que la mujer dice, aplicándole el Niarb, lo último que vemos de ellos es que
Ryuzoji, tergiversando los sentimientos de la mujer, y robándole un beso.
Takuya ve, con desesperación, es última escena, y Eriko le dice que debe de
olvidarse de Mitsuki, ya que ella desaparecerá dentro de poco.
Los que estaban escondidos
en el armario salen un vez Ryuzoji y Mitsuki abandonan el aula. Eriko le dice
que si acaso no tiene planes, para que le acompañe en el café Evening que está
en calle central, le da la hora y deja al muchacho. Luego vemos a Takuya, a la
salida de clases, se encuentra con Kanna, aparte de ver dejar juntos la escuela
en un taxi a Ryuzoji y Mitsuki, la chica vuelve a decir que encontró un olor
extraño en Ryuzoji, y le dice, de paso, que el sensei quiere obtener la gema de
su collar, lo cual es obvio, y si no se
dio cuenta en el episodio 3 la gema que lleva Kanna es parte del dispositivo
reflector.
Ya en el café, ve a Ryuzoji
llegar junto a la periodista Kaori, sentarse en una mesa y luego conversar.
Eriko llega, con un look que me recordó a
Mikami, ella, más que querer mostrarle esa escena, quería comprobar lo que
el muchacho sabía, sabiendo que su fuente son las repeticiones de los hechos,
dejando perplejo a Takuya. Ella rápidamente le pide que vayan a un segundo
sitio, para averiguar la causa de la maldición, y es en la mansión de Ryuzoji.
Consiguen colarse sin
dificultad, sobre todo Eriko, quien salta con gracia, a pesar de usar los
tremendos tacones, habilidad que solo
había visto a agentes de la CIA, FBI en series gringas o algunas espías o
villanas en películas, por lo que me empiezo a preguntar quien realmente es
Eriko-sensei, aunque tengo una idea más menos clara que quiero ver comprobada
en los siguientes episodios. Ellos, en la propiedad de Ryuzoji, se dirigen
hacia aquel almacén que no vio cambio alguno tras la remodelación de la
mansión, y a los pocos segundos de haber entrado, pueden ver el cuerpo colgado
de la madre de Ryuzoji.
La han matado para
silenciarla, ya que ella, al parecer, descubrió el secreto de su hijo, y estaba
dispuesta a conversar de ello con Eriko, pero Ryuzoji, supongo, no compró el
rollo de vieja senil que jugaba su madre. No ha pasado ni un minuto desde que
encontraron el cuerpo, cuando escuchan el derrape, pero sin música eurobeat, de un auto en las cercanías, por lo que
Eriko rápidamente decide ir al exterior de los dominios del sensei, allí ve
como un auto a bastante velocidad pasa por la calle, sin un control adecuado.
En el interior va Mitsuki,
quien sufre de una jaqueca, lo que la hace perder el control del vehículo,
chocando con poste. Takuya llega a la escena del accidente, se encuentra con
Eriko y le pregunta que pasó, ella solo responde, no sé si para sí misma, que espera
que Mitsuki se encuentre bien. Al abrir la puerta del auto chocado, Takuya ve a
un Mitsuki detrás del volante, malherida, llevando al chico a la desesperación
y a este capítulo a su final.
Oye, ¿No les bastó con matar
a Mitsuki en la ruta pasada, sino que ahora me la maltratan al inicio de esta
ruta? Prefiero tratar a Mitsuki como que está viva a que este muerta, por lo que aún no la
declararé como tal hasta que me lo confirme el siguiente episodio, mi kokoro no
aguantará si muere en dos episodios seguidos, ya sufrí bastante con Mayurin.
Pero si llegase a salir con vida del accidente, tenderé a pensar que puede ser
su ruta, por eso es que no hablo a ciencia cierta de que es la ruta de
Eriko-sensei, aunque en realidad sí lo creo. Yo me goce mucho este episodio,
espero que ustedes también, no hablo de que el episodio se robó la semana,
porque aún no han salido los animes de día domingo, y, siendo 3 de ellos
finales de temporada, espero grandes cosas, pero este episodio realmente merece
ser parte de los destacados de la semana, ya dicho todo, me despido, nos
reencontramos la siguiente semana, adiós.
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